Plenitud de vida en un campamento

Foto por Brenda García B.

Foto por Brenda García B.

Al vislumbrar rostros empapados de edad e iluminados por el asombro del descubrimiento de la creación, comprendí que nuestra vida la exploración no termina con las canas

Por Brenda García Blumenkron

Hace unos días tuve la oportunidad de apoyar en un campamento para adultos mayores. El resultado fue muy distinto a lo que yo esperaba, aunque en realidad no sabía qué esperar. 

Convivencia en campamento es una frase de connotación juvenil. Pero tuve una revelación más que preciosa. Me encontré en la presencia de una vitalidad más allá de las arrugas, las voces cansadas y la lentitud encorvada. 

Al vislumbrar rostros empapados de edad e iluminados por el asombro del descubrimiento de la creación, comprendí que nuestra vida la exploración no termina con las canas, ni el cansancio de los pies. Es una hazaña que se anhela, se decide y se disfruta.

La experiencia se tradujo en lágrimas de gozo y dolor que hablaban de años de tormento y en sincronía invitaban a la esperanza y la fe. 

Al término del campamento, con el rostro fatigado y ojos humedecidos, un anciano moldeó una sonrisa  al expresar con emoción: “Me siento realizado".

Ahora entiendo que: 

Plenitud de vida, es un espíritu fortalecido y sed de experiencia. 

Plenitud de vida, es vitalidad que penetra corazones y persiste en bondad. 

Plenitud de vida, es audacia que el cuerpo no determina. 

Plenitud de vida, es convicción en el Creador de la misma.

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